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No estamos preparados para la próxima crisis de la demencia

Opinión

No estamos preparados para la próxima crisis de la demencia

Por Ann Norwich

26 de octubre

Ann Norwich es la directora del Programa Adult Gerontology Nursing Practitioner y es profesora ayudante en el York College de enfermería de Pensilvania. Ella es además enfermera universitaria en ejercicio en el área del cuidado paliativo.

Muchos de nosotros jugamos a la lotería esta semana con la esperanza de convertirnos rápidamente en billonarios. La posibilidad de ganar era de menos de 1 en 300 millones, pero pensamos que podríamos haber sido “el elegido”. Nos gusta creer que nos ocurrirán cosas buenas y tendemos a ignorar las amenazas reales al envejecer, aunque la posibilidad de que ocurrirán sea alta.

La jueza jubilada de la Corte Suprema Sandra Day O’Connor recién divulgó que ha sido diagnosticada con una posible enfermedad de Alzheimer. A los 65 años, tenía la posibilidad de 1 en 10 de desarrollar demencia. A los 85 años, su pronóstico aumentó a 1 en 3. Reconocemos ahora con gran tristeza que la aguda mente de 88 años se desvanecerá y que ella, también, sucumbirá a la enfermedad, de igual forma como lo hizo su marido.

¿Cómo nos afecta esto a todos los que estamos alcanzando la mágica edad de 65 años de Medicare? ¿Deberíamos fingir que no nos enfermaremos de demencia y que podemos sobrevivir a ese pronóstico? El conocer nuestro riesgo de desarrollar una enfermedad nos da la oportunidad de planificar nuestro futuro y de abogar por programas que mejoraran los servicios para aquellas personas afectadas por este devastador mal.

El sistema de Medicare tradicional está diseñado para ofrecer cobertura médica para los participantes que buscan tratamientos para distintas enfermedades. Si usted desarrolla neumonía y es admitido en un hospital, todo está cubierto después del pago inicial. Si necesita rehabilitación, por lo general los primeros 20 días están cubiertos, con cobertura de 80 días adicionales a una tasa reducida siempre y cuando usted mejore y pueda participar en terapia. Si no mejora, será enviado ya sea a su casa o se convertirá en residente de una casa de reposo con un pago personal por miles al mes. Si no tiene los recursos para pagar una casa de reposo, usted puede renunciar a sus bienes personales y puede postular al programa de Medicaid.

Volvamos al tema anterior de 1 en 10 personas mayores de 65 años con la enfermedad de Alzheimer o con uno de los muchos síndromes de demencia. Estas personas tienen una enfermedad progresiva, incurable e irreversible que continuará empeorando a pesar de recibir el mejor cuidado médico. En la medida que ellas envejecen, su debilidad aumenta, y necesitan siempre mayor supervisión y ayuda física.

Actualmente, la crisis en la atención médica se refiere a cómo cuidar a los cerca de 5,7 millones de estadounidenses con la enfermedad de Alzheimer. Los familiares voluntarios entregan con frecuencia un total de 18 billones de horas de atención cada año, según la Asociación del Alzheimer. La crisis del futuro es cómo cuidar a una cantidad estimada de 14 millones de estadounidenses mayores de 65 años que desarrollarán esta enfermedad para el año 2050.

Nuestro sistema de atención de salud se encuentra sumamente mal preparado para entregar atención médica a este grupo de pacientes. Gastamos billones de dólares circulando estos pacientes dentro y fuera de los hospitales y de centros de rehabilitación, solo para tenerlos de vuelta cada tantos meses para vivir lo mismo una vez más. Es lo que sabemos hacer en lugar de adaptar la atención especialmente para los pacientes con demencia, y muchos han expresado su deseo por algo diferente que les facilite permanecer en su hogar y recibir tratamientos no invasivos. Desafortunadamente, muchos de estos pacientes no han recibido el diagnóstico formal de Alzheimer o de otra forma de demencia.

Se estima que el diagnóstico temprano de demencia podría ahorrar $7,9 trillones en costos médicos durante varios años y podría ofrecer atención según las necesidades del paciente. Esto incluiría acceso a estudios médicos, a medicamentos para reducir el progreso de la enfermedad, el manejo activo de condiciones comórbidas y la oportunidad de participar en la planificación de un objetivo para el futuro. ¿Por qué, entonces, no diagnosticamos a las personas en forma precoz? Sabemos que lo mejor es diagnosticar cualquiera enfermedad al comienzo de los síntomas, pero por alguna razón, la demencia lleva un estigma que a la mayoría de nosotros nos impide preguntar y confirmar el diagnóstico.

Muchas personas famosas y sus familias han reconocido públicamente un diagnóstico de demencia tratando de disminuir el estigma asociado a la enfermedad: Pat Summit, entrenadora de básquetbol; Glen Campbel, estrella de música country; Rosa Parks; Ronald Reagan y Margaret Thatcher, solo por nombrar a unos pocos. En mi papel de proveedora de servicios médicos, los desafío a todos los que trabajan en el diagnóstico y tratamiento de pacientes para que sigan el ejemplo de muchos de ellos que han aceptado con gracia su enfermedad. Eliminemos el temor que envuelve a esta enfermedad y llevemos a nuestros pacientes a un diagnóstico oportuno. Es una oportunidad que no podemos darnos el lujo de dejar pasar.